Hemos sido bendecidos de muchos modos por estar en una misión. Algunas de estos son:

Ves milagros pasar. También sucede en casa pero ocurren mucho más a menudo en una misión. Personas encuentran el evangelio por maneras milagrosas. Las encuentras de modos increíbles. Puertas se te abren mientras llevas a cabo la obra del señor de maneras asombrosas. Te sientes dirigido por el Espíritu en cuanto de qué piensas y qué dices en modos pasmosos. Personas cambian sus vidas en maneras sin precedentes y sin fin.

Al compartir tu testimonio de un principio del evangelio, tu testimonio de este principio está fortalecido. Te das cuenta de que, claro, esta es la verdad.

Realmente amas a quienes estás sirviendo y con los que estás sirviendo. Lloras con los que lloran; te gozas con los que se gozan. Tu amor crece. Tu vida está más llena.

Haces una diferencia en el mundo.

Te llega a ser claro que esta es la obra del señor, no la del hombre y tampoco tu propia.

Mi esposo y yo estamos sirviendo en una misión de un año asignada a las Islas Baleares. Nuestra tarea específica es apoyar a una rama del distrito y fortalecer el distrito en la obra del templo e Historia Familiar y ayudar a que el Distrito crezca hasta convertirse en una estaca.

¡AMAMOS NUESTRA MISIÓN! Los miembros aquí aceptan mucho cualquier talento y esfuerzo que tengamos para ofrecer. ¡Me han llamado como director musical de Sacrament Meeting y no sé cómo dirigir la música! Recibo el sábado los Himnos asignados para el domingo. Esto me da tiempo para practicar. Incluso cuando cometo errores, todos simplemente sonreímos y disfrutamos de nuestra adoración a través de la música.

¡Nuestra familia ha sido muy bendecida por nuestro servicio! Esto no significa que no tengan desafíos serios, pero se han mantenido en la senda de los convenios ya que su fe ha sido desafiada o han encontrado el camino de regreso al camino de los convenios.

Esta es la obra del Señor. El espíritu da testimonio de esto todos los días.

Ven y únete a nosotros en su obra.

Desde que empezamos nuestra misión hace un poquito más de un año. Hemos visto la mano del Señor de muchas maneras diferentes en nuestras vidas. Primero, presenciamos milagros por nuestros hijos y sus familias que dejamos en casa para venir y ayudar en el recogimiento de Israel. Después de servir algunos meses, estuvimos en una llamada como una familia y nuestro hijo nos contó unas de las maneras que el Señor le ha ayudado con su empresa. Cuando un desafío pasa y por un momento deseamos que pudiésemos ir y ayudar, hemos visto a alguien aparecer en el momento justo para ayudar el hijo o nieto. Cada uno de nuestros hijos siempre nos dicen a menudo como cada uno de nuestros nietos ora para nosotros diariamente y cómo servir una misión para nosotros, ha sido una bendición en sus vidas. Algunos familiares extendidos nuestros han fallecido, y hemos sentido el consuelo del Espíritu Santo mientras que nos comunicamos con aquellos en casa que están pasando por estas pruebas.

Aquí en España, sirviendo con nuestros JA, hemos visto muchos milagros. Uno de los más obvios fue que la asistencia de uno de nuestras locaciones de Instituto ha subido 30% de lo que era hace algunos meses. Estos jóvenes estupendos cuentan a sus amigos para “Ven y Ve” y muchos están siendo bendecidos por asistir semanalmente. Hemos visto nuestros misioneros Jóvenes traer sus amigos al instinto. Cuando sean bautizados, ya tienen un grupo cercano de amigos con la misma fe con la que puedan interactuar semanalmente; Un lugar seguro para venir y ser edificado y apoyado por coetáneos. Hemos visto miembros jóvenes inactivos volver a la actividad y volver al templo después de años alejados. Hemos sentido la dirección casi cada semana con cosas sencillas como preparación de alimentos. El primero lo llamamos el “Milagro del Pan”. Casi semanalmente vemos la mano del Señor para ayudarnos a saber qué preparar para las comidas. Para resumir, las misioneras tenían un amigo que estaba progresando con las charlas y también asistiendo a clase de instituto semanalmente. Preparamos algo rico para un postre cada semana, es un procedimiento estándar. Entonces, las misioneras averiguan que este amigo tenía un cumpleaños el miércoles de la semana que venía y nos pidieron que pudiéramos darle un caramelo y cantar a él. Casi nunca tenemos postre que sobre, pero en esta semana, nos quedaba un pastel de limón de Barcelona que decidimos servir en Terrassa. Este milagro fue que el Señor sabía que este joven quería algo con limón y sin intención, recibió pan de limón para su cumpleaños y sintió el amor del Señor en su vida. 

Estamos alegrados y bendecidos cada semana y el tiempo está pasando tan rápidamente porque el tiempo vuela cuando lo pasas bien. Testificamos que Dios está en los detalles de nuestra misión y somos bendecidos para estar aquí y sentir su amor por nosotros y estos jóvenes. 

¡Nos encantó nuestra misión! Decidimos servir por las razones que serían de esperar; hemos sido tan bendecidos por el Evangelio de Jesucristo que queríamos compartirlo con otros y, de alguna manera, retribuirle al Señor.  Además, se nos pidió que sirviéramos una misión y sentimos que debíamos obedecer.  ¡Nunca hubiésemos esperado recibir tantas bendiciones como las que tuvimos!

Una de ellas son las amistades que hicimos en nuestra misión, ¡las apreciamos mucho! Amamos a nuestros líderes misionales, aprendimos mucho de sus enseñanzas y ejemplos. Fue un privilegio servir con ellos. Amamos a los otros misioneros mayores con quienes servimos. Son personas tan fieles y maravillosas y ahora son queridos amigos que atesoraremos por el resto de nuestras vidas.  Amamos a los jóvenes misioneros; ellos también son queridos amigos y crecimos espiritualmente al ver sus ejemplos y su luz.

Nos encantaron las amistades que hicimos en nuestro barrio de Barcelona; los miembros de allí también son queridos amigos y maravillosos ejemplos de servicio y amor. Vimos 31 bautismos de conversos durante nuestro tiempo allí, y vimos el amor y el apoyo de los miembros y el progreso de esos conversos. Fue hermoso, atesoramos esas relaciones y nuestros testimonios crecieron a medida que presenciamos cómo el Evangelio bendice las vidas de estas personas increíbles.

¡También hubo muchas otras bendiciones!  Debido a nuestras asignaciones (secretaria de finanzas y secretario de viviendas), pudimos viajar por toda Cataluña y conocer esa parte de ese hermoso país.

Experimentamos una hermosa unidad como pareja porque éramos uno en el propósito de nuestro servicio. Sobre todo, nuestros testimonios de la obra del Señor aumentaron.  Éramos una pequeña parte de la obra, pero fuimos testigos de que muchos otros también hacían su parte, y aprendimos que “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37:6).  ¡Qué privilegio servir y presenciar el avance de esta obra!